Era la fuerza paramilitar en la que se apoyó Mussolini para ejercer la violencia en su toma del poder y que más tarde, ya con él como duce, asumió carácter de elemento defensivo oficial. Está claro que esa selección no necesitaba de esas ayudas porque según todos los cronistas puede que fuera la mejor selección brasileña de la historia (o al menos, muy cerca de la de México 70), y contradictoriamente, no ganó el mundial.